domingo, 10 de abril de 2011

Arroyo Valdeinfierno

     La ruta realizada con el grupo ayer había sido un simple paseo, así que de nuevo poníamos rumbo a la Sierra con unos cuantos amigos, como nuestra queridísima Rosita venía con nosotros decidimos hacer una ruta sencilla.

     Después de desayunar en Los Corzos nos dirigimos al Parque Natural de los Alcornocales, elegimos el sendero del Arroyo Valdeinfirnos, un itinerario en parte adaptado para personas discapacitadas.

     Para acceder al sendero dejamos  la autovía Jerez-Algeciras por la salida 73, continuamos por la comarcal y poco antes de llegar a la Montera del Torero localizaremos a nuestra derecha la pista forestal que atraviesa la Dehesa de Ahojíz,  este carril nos lleva a la entrada del carril que marca el inicio de los Montes Público de Valdeinfierno.

    
Para llegar al comienzo de la ruta recorrimos 2.4 km.  a través de un alcornocal con un espeso sotobosque de brezo, durillos, madroños y otras especies propias de este tipo de formaciones forestales, pero pronto nos vimos inmersos en un frondoso quejigal que ocupa toda la ladera derecha de la Garganta de Valdeinfierno, entre el cauce del arroyo y la pista forestal.


     Llegamos al panel indicativo de la ruta, aparcamos el coche en una explanada habilitada para ello, la zona es una fiel representación de los denominados “Bosques en Galería”, este sendero forma parte del corredor Verde Dos Bahías, denominada Cordel San Roque-Medina.



     El recorrido se inicia en la junta de dos gargantas, la Garganta de la Palanca, que desagua la zona alta del Tajo de los Príncipes, y la Garganta del Valdeinfierno, cauce principal de este valle, a la izquierda del camino podemos admirar la umbría de una espesa aliseda que crece en la confluencia de las dos corrientes de agua.


Rusco Mayor - Rucus Hypophyllum

     Antiguamente no existía el petróleo, ni el gas, ni la electricidad, así que el combustible utilizado era el carbón o el picón, en la zona aún existes indicios de los ancestrales hornos de carbón, denominados alfanjes.



     Paralelo al sendero discurre el Arroyo Valdeinfierno, durante casi todo el recorrido vamos cubierto por la fresca sombra de una galería de alisos y en los lugares más umbríos aparecen algunos ejemplares de rododendros (Rhododendron ponticum subsp. baeticum), bello arbusto endémico cuya floración primaveral es todo un espectáculo, junto al agua, creciendo sobre las rocas o en las riberas arenosas se encuentra el hábitat de algunas especies de helechos, entre las que destacan el helecho hembra (Athyrium filix-femina) y el helecho real o macho (Osmunda regalis).



     El tramo de sendero habilitado acaba en una pequeña pazuela circular, continuamos la senda que se interna en el bosque, sobre el manto verde del musgo florecen los ombligos de venus, esta planta se presentaba con una especie de rabanilla, curiosidad que nos llamo la atención.




     Las arañas tejían sus telas minuciosamente, con el rocío de la mañana y la luz de sol estas mejoran su visibilidad, un sinfín de mariposas revoloteaban a nuestro alrededor, poco después dábamos la vuelta para de nuevo tomar el coche.


Mariposa de los Muros - Pararge Aegeria



Jara Cerval - Cistus Populifolius

Olivilla - Teucrium Fruticans

     Nos dirigíamos a la Laguna de Medina en el término municipal de Jerez de la Frontera,  posee una de las más importantes comunidades de aves,  poco después de comenzar el itinerario llegamos al puente de madera y aquí nos quedamos, el nivel del agua lo había superado, desde allí disfrutamos de las vistas, un  anade real  compartia la pequeña laguna formada en el taraje con una garcilla bueyera, poco después encontramos un pequeño nido sobre el tocón del tamaringo.



     Las tortugas pacían sobre el manto verde de algas tomando el sol del mediodía, ya que no podíamos continuar rodeamos la laguna por la el otro lado pasado la Casa de Guarda Forestal hasta el mirado, donde con ayuda de los primaticos disfrutamos de una bandada de garcilla bueyeras y fochas comunes,  a este lado predomina el olivar y el calor había inducido a los escarabajos aceiteros a salir para alimentarse.

Galápago Leproso -  Mauremys Leprosa


     El color rojo intenso que muestra y que lo hace llamativo es un aviso de su toxicidad y del aceite irritante que desprenderá  de su abdomen si lo molestamos, o se ve amenazado.

     No tiene el aspecto habitual de lo que conocemos como un escarabajo, pero  comparte todas sus características, esta desprovisto de alas de las que tan solo conserva unos pequeños restos que podemos ver en la imagen junto a la primera raya roja comenzando por la cabeza.

Hasta la próxima amigos/as

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